La moto, antes de recogerla, estuvo parada en un granero del pueblo durante... 33 años!!! Ese garaje "provisional" tenía para colmo una parte del techo derruida y las inclemencias del tiempo dejaron como no su huella en la que en su día fue la utilitaria de mi abuelo y posteriormente pasó a convertirse en todo un reto para mi.
Unos amigos con una buena furgo me acompañaron al pueblo a por ella, y como no, al abrir la puerta del "garaje" y encontrarme la moto totalmente cubierta de polvo se me hizo un nudo en el estómado ("dónde me voy a meter...").
El caso es que entre lágrimas y risas, ya que hacía pocos meses que había fallecido mi abuelo, nos pusimos mis tías, mi madre y yo a desempolvarla para llevarnos sólo lo necesario del pueblo: la moto.
El lavado de cara surtió su efecto y después de unos cuantos cubos de agua negra por aclarar los trapos La Humosa recuperó parte de su antiguo esplendor.
Como pudimos cargamos la moto en la furgoneta, y de ahí que nada más recogerla, la 125 cc alcanzara los 160 km/h por la R3
Tras llegar a la tierra de las orugas gigantes, dos amigos se quedaron conmigo después de bajarla de la furgo, y la verdad, ninguno tenía la más mínima gana de aparcarla y "ya está".
Hinchamos los neumáticos que estaban en el suelo (cubiertas lógicamente totalmente cuarteadas), desmontamos el filtro del aire y descubrimos sedimentos equivalentes a los que acumularía una cafetera durante años de servicio, quitamos la carbonilla a una bujía que confiábamos siguiera dando uso y comprobamos que después de más de tres décadas, la gasolina del depósito no se había evaporado!!!
El caso, quería tratar de arrancar la moto por ver si funcionaba o no, o si denotaba alguna pieza en la que hubiera que hacer mayor hincapié durante la restauración, pero ponerla en marcha después de tantos años lo consideraba un reto propio del "Qué apostamos?"
Con el filtro montado de nuevo y la bujía algo más limpita saqué el pedal de arranque, y me dispuse a dejarme la pierna en el intento.
A LA TERCERA ARRANCÓ!!!!!!!!!!!!!!
No nos lo podíamos creer. Si hubiera intentado esa operación con un Vespino F9 que llevaba parado un par de años me habrían tenido que amputar la pierna, y sin embargo, ahí estaba La Humosa deleitando nuestros oídos con un escape oxidado pero no picado.
No pude resitirlo. Había que comprobar que la caja estuviera bien y engranaran las 4 velocidades, así que la bajé del caballete, subí mis antiguos 95 kg (ahora 10 menos!!!) y engrané primera.
Qué sensación... Era como si una parte de la historia acontecida tantos años atrás entrara por todos mis poros contagiándome de una extraña sensación de felicidad... Lloré.
Tras dar la vuelta a la manzana mi hermana se empeño en que le diera a ella una vuelta. Subió y sin ninguna queja volvió a pasearnos por la urbanización de primera a cuarta permitiéndonos soñar con el momento en que pudiera salir a carretera.
No quisimos tentar más la suerte (demasiado habíamos hecho ya!) y tras esos maravillosos momentos de deleite, quedó parada y a la espera de que en algún momento pueda devolverla su gloria.
Miky
